lunes

Planificación del espacio en las oficinas de hoy. (Arq. Constanza Sacchet)

“…El ESPACIO no es un volumen vacío esperando ser llenado, sino que es un producto cultural imposible de separar de la actividad humana, a la que afecta y por la cual es afectado…” LEFEVRE



Actualmente, cuando se piensa en el “workspace planning” existen dos factores fundamentales a tener en cuenta: el funcional, y el que ha adquirido mayor importancia en los últimos tiempos: el psicológico habitacional.

El concepto cartesiano considera que el espacio es una fiel reproducción de las relaciones del proceso productivo. A lo largo del tiempo, han cambiado las estructuras de las relaciones laborales: de la organización tradicional de pirámide jerárquica ha mutado a la organización contemporánea de red con núcleos autónomos interconectados y participativos, unidos por objetivos comunes, con necesidades de supervisión cada vez más íntima. Hoy, el uso del tiempo es flexible, cada empleado lo utiliza de manera fragmentada y discontinua.
Por ejemplo, bajo el concepto antiguo de “oficina habitación” se contenía el trabajo intelectual que requería niveles importantes de concentración del talento y una estructura del tiempo continua y rígida, para lo cual se implementaban espacios individuales completamente cerrados o compartimentados. Actualmente, la automatización y las nuevas soluciones de conectividad modificaron la manera de transmitir información, creando la “oficina sin papel” cambiando los hábitos y rutinas de circulación, la escala de las áreas de acopio, etc. Todo ello ha puesto en crisis el antiguo modelo, y así surge la “oficina sin muros”.

Este nuevo modelo responde a una de las virtudes más valoradas hoy en día, que es la flexibilidad y la capacidad de ser versátil ante el primer estímulo económico-político. Esto demanda que a la hora de proyectar el espacio, el profesional tome en cuenta los objetivos estratégicos de la compañía a largo plazo y evalúe su proyección de crecimiento. El “espacio abierto” o el “landscape office” se planifica como un elemento dinámico capaz de mutar tantas veces como sea necesario. El uso del equipamiento es determinante, preferentemente mobiliario liviano modular fácilmente reconfigurable, llamado “estación de trabajo” cuya agrupación define los territorios, y trae mejoras ergonométricas y organizadores espaciales. Las instalaciones sirven a este tipo de versatilidad a través de nuevas tecnologías de conectividad como ultrasonido y radiofre-cuencia, utilizadas para: control de condiciones ambientales (aire, temperatura, luz), video vigilancia, alarmas (fuego, gas, humo, rotura de vidrios e integración con telefonía móvil), sistemas de citofonía IP básico y sistemas de control de acceso para locales (identificación por huellas, integración web para autorizaciones, sistema de video), infraestructura de cableado. Esto representa entre el 4 al 5 % de la inversión total.

En los últimos tiempos, tanto ha sido la incidencia de los aspectos inmobiliarios en la economía de las corporaciones (entre un 10 al 20% del presupuesto) que una de las políticas implementadas fue la de monitorear el espacio y su verificación frecuente. Se ha elevado considerablemente el precio de renta por m2 de alfombra y, en consecuencia, ha surgido la necesidad racionalizar su ocupación, siendo de entre 8 a 13 m2/empleado. También, han surgido nuevas tendencias, como el hotelling, el hotdesking, teleworking, teaming o las posibilidades de externalizar espacio o rentabilizar el espacio propio a otras corporaciones, para evitar la vacancia de los puestos y lograr el 100% de ocupación. Esto trajo como consecuencia la necesidad de reducir el impacto de esta alta densidad de población, y garantizar las condiciones de confort.

Hoy en día existe mucha competencia para captar y retener los mejores talentos, evitar la alta rotación de personal y disminuir el ausentismo, ya no basta con ofrecer un salario alto, sino que hay condiciones externas que determinan esta de decisión, como las características de habitabilidad, y servicios extralaborales.

Como condiciones de confort se entiende: mejorar la calidad espacial disminuyendo el caos visual a través de colores neutros y claros y líneas puras, utilización de materiales prácticos, de poco mantenimiento y fáciles de limpiar (madera, piedra, vidrios transparentes o traslúcidos, metales), acondicionamiento térmico (18 a 22°C), renovación de aire (hasta 10 veces por hora), asegurar el grado de humedad, garantizar la iluminación natural, acondicionamiento y aislamiento acústico eficiente (hasta 50 decibeles), facilitar la transmisión de información (intranet). No es un tema menor considerar la reducción del costo de mantenimiento a través de ejecución de oficinas inteligentes.

No podemos dejar de mencionar “La oficina narrativa” que da vida a los valores. Se considera cada vez más que la arquitectura de una compañía y sus procesos de trabajo son una forma efectiva de transmitir los valores corporativos tanto a los externos, clientes y proveedores, como a los propios empleados quienes deben sentirla como propia, por eso el diseño debe ser personalizado y así, distinguir su filosofía. Es necesario y fundamental entender sus metas y su cultura para plasmar en la arquitectura su mensaje. Una compañía puede ser captada como pionera, flexible, innovadora, arriesgada, clara, prolija, transparente… Por ejemplo, una corporación comprometida con la calidad del medio ambiente y el entorno de trabajo, utilizará la arquitectura sustentable-ecológica con ahorros de energía, la adaptabilidad a las normas ISO, cumplimiento de normas de seguridad e higiene. La utilización de tecnologías innovadoras como ultrasonido, redes inalámbricas, etc. hablará de una compañía que lidera el sector de vanguardia.

Esta comunicación es una de las herramientas para crear identidad y generar una sinergia entre los trabajadores, aumentando su compromiso para que aporten lo mejor de sí. El factor psicológico habitacional tiene aquí su relevancia, logra disminuir el efecto del paso del tiempo, crear conciencia de grupo para evitar la despersonalización.

Hoy en día se propone la oficina como “espacio socializador”, ganando lugar el trabajo en equipo, interdisciplinario, con capacidades cada vez más específicas. Para ello se crean instalaciones extra laborales que fomentan la comunicación y el encuentro que rondan entre el 3 al 4% de la superficie total, y han surgido nuevas áreas: como informal working áreas, el cibercafé, los family rooms, war rooms, touchdown zones.

Como conclusión, en un principio el layout del espacio abierto toma los principios de la psicología del espacio basado en la territorialidad: área privada (individual), semi abierta (grupo), abierta (complejo). Este concepto evoluciona y comienza a basarse en las relaciones de interacción y autonomía, generando espacios diferenciados caracterizados por distintas condiciones ambientales (luz, impresión de la temperatura, distribución de las sombras, y la atmósfera) que admite nuevos tipos de configuraciones: Colmena (procesos de trabajo individual), Célula (trabajo grupal que demanda concentración), Madriguera (procesos basados en actividades grupales) y club (grupo pensante, actividades basadas en el conocimiento)*.

También, podemos descubrir una naturaleza tripartita del espacio: el espacio social, asociado a lo físico y representado por los ritmos y ritos del hombre; el espacio de representación, que contiene las experiencias vividas por el cuerpo-mente; y el espacio abstracto, relaciones entre la diversidad elementos entre sí y con sus simbolismos, el supra significado del espacio. La metodología actual de planificación del espacio de producción da respuesta a estos tres parámetros: deconstrucción de las prácticas del trabajo a relaciones simples (espacio de representación), el estudio de la organización interna y las estructuras operativas (espacio social) y la expresión de los valores (espacio abstracto).

*DEWG, workspace fórum
Arq. Constanza Sacchet